martes, 11 de octubre de 2011

El cuerpo fantástico


He mencionado en varias ocasiones que el cuerpo es nuestra mayor herramienta, nuestro mayor aliado y nuestro mejor compañero.

El cuerpo, claro, forma parte de nosotros. Pero al igual que nuestros otros cuerpos sutiles, tiene su propia construcción energética, su propio ser. Es como el caballo que nosotros, los grandes seres, cabalgamos a lo largo de nuestras vidas.

Si concibiéramos al cuerpo de esta manera, lo trataríamos mucho mejor de lo que lo hacemos al identificarnos con él. Si fuera un caballo, lo querríamos, lo acogeríamos, le daríamos la comida adecuada, lo cepillaríamos adecuadamente, podría descansar, jugar y ser libre. También podríamos, a medida que vamos cabalgando e interactuando con él, comunicarnos de formas muy sutiles y directas. Un buen jinete y su caballo tienen una relación muy estrecha, comparten información sobre el terreno y los obstáculos y peligros que pudieran surgir en el camino.

Al cuerpo humano, al igual que lo que ocurre con el gran ser en la mayoría de la población mundial, se lo ha privado de su poder, se lo ha mantenido atontado y dormido.

Hubo un tiempo en el que nosotros, como humanos, éramos capaces de utilizar las aptitudes del cuerpo para comunicarnos de forma telepática entre nosotros y con otros seres, incluido el planeta. También éramos capaces de mover objetos enormes a través de la telequinesis, y de viajar a grandes distancias sin esfuerzo.

La mayoría de la gente cuando piensa en estas aptitudes cree que es la mente la que las lleva a cabo. No lo es. Por ejemplo, usamos la mente para decidir apagar la luz, entonces el cuerpo se levanta, usa un dedo y apaga la luz. Fue el cuerpo el que lo hizo. Es el cuerpo el que siente frío y calor, el que escucha música u oye la voz de la persona que amamos, es nuestro cuerpo el que percibe la belleza del planeta, y también la fealdad. Nuestra mente interpreta toda esa información y nosotros, el gran ser, sabe lo que es y lo que significa, y toma decisiones en consecuencia.

De la misma forma, es nuestro cuerpo físico el que oye los pensamientos de otras personas, el que ve más allá del velo del olvido y puede levantar objetos pesados a distancia.

Algo que podemos hacer para desarrollar una comunicación efectiva y clara con nuestro cuerpo es comenzar con una pregunta muy simple de sí o no. Entonces, por ejemplo, piensa en algo a lo que le tengas miedo y que no sea lógico. Podría ser miedo a los perros, por ejemplo, o a las serpientes, y luego pregunta: «¿mi cuerpo tiene miedo a [agregar aquí aquello a lo que se tenga miedo]?». Puede que el cuerpo responda con miedo (respuesta afirmativa), o no. Si no responde con miedo entonces pregunta: «¿Yo tengo miedo a [agregar aquí aquello a lo que se tenga miedo]», y entonces sabrás quién es el que tiene miedo.

Si no surge ninguna respuesta proveniente de alguno de los dos, entonces hay algo que está bloqueando la comunicación con el ser o el cuerpo. En dicho caso, sugeriría que hicieras el ejercicio del firewall para trabajar en ello.

Y ahora, algunas especulaciones teóricas sobre cómo surgió este entorpecimiento de nuestras capacidades. Esta información me fue dada a través de la percepción psíquica, y no he tenido tiempo de validarla.

En algún punto del pasado, una especie llegó al planeta e hizo uso de los «cuerpos de carne», de este planeta y de sus recursos. Esta especie implantó varias estructuras energéticas en el cuerpo humano. Desconozco en este momento la tecnología que utilizaron. Es posible que las hayan colocado directamente en el ADN, aunque también es posible que fueran implantadas en el colectivo humano. El resultado fue, para la gran mayoría de humanos, dejar de tener acceso a diversas aptitudes.

Una de estas aptitudes era la comunicación telepática. Antes de que nos quitaran esta aptitud, todos los humanos del planeta tenían acceso al colectivo y a todos los que estaban dentro del colectivo. La gente podía comunicarse entre continentes, así como también con los animales, las plantas y Gaia. También podían ver en muchas otras dimensiones. Este acontecimiento está registrado en historias como la historia de la Torre de Babel.

Otra cosa que nos quitaron fue la capacidad de ver a las especies alienígenas, sus edificios y naves, ya que fueron ellos quienes nos hicieron esto.

El motivo para hacer lo que nos hicieron es que tenían miedo de nuestro poder, de nuestra capacidad para hacer, y que querían «criarnos» como cuerpos de carne, esclavos, para cosechar nuestra energía, recursos, ADN y demás.

La especie que hizo esto a la raza humana está estancada en una existencia muy tridimensional. Su propia cultura, adoctrinamiento y creencias han hecho que fueran incapaces de evolucionar más allá de lo físico. Y así como los europeos iban por el mundo matando a los pueblos indígenas y tomando sus tierras, esta especie ha estado haciendo esto durante miles, si no millones, de años. Pero así como la población europea en general ahora está mucho más evolucionada y es más consciente, y no mata a los pueblos indígenas del mismo modo en que lo hacía hace cientos de años (aunque aún sigue ocurriendo), la única forma que tiene esta especie de liberar a los planetas esclavos es elevando su propia vibración y nivel de consciencia.

Quisiera pedirte, mientras analizas estas reflexiones y si es que resuenan en ti, que envíes luz y compasión a esta especie. Nuestro potencial humano es ilimitado, realmente lo es. Si varios de nosotros centramos nuestra atención en ellos, entonces podremos empezar a liberarlos de sus cadenas y hacer que la semilla de la evolución vuelva a germinar en su pueblo una vez más.

En lo que respecta al cuerpo, otórgale un gran reconocimiento, dile que ahora lo comprendes y que lo escucharás y lo ayudarás a que se cure y recupere todas sus capacidades, percepciones y sabiduría.

INELIA BENZ

http://ascension101.com

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