CONOCIENDO LA HISTORIA DE LEMURIA
Junio 6, 2013
Hace cerca de 4.500.000 años a.C. El Arcángel Miguel, con su equipo de ángeles de la Llama Azul y muchos seres del Reino de la Luz, con la bendición del Padre-Madre-Dios, escoltaron hacia este planeta las primeras Almas que se tornarían en la simiente de la Raza Lemuriana. Las Almas nuevas encarnadas en este planeta vinieron originalmente de la Tierra de Mu, del Universo de Dahl.
A esa altura, la Tierra expresaba por todos lados mucha perfección, mucha abundancia y mucha belleza difíciles de imaginar hoy en día. Finalmente, otras razas de Sirius, Alfa Centauro y Pléyades, y de otros planetas, vinieron a unirse a estas Almas Simientes para junto con ellas también evolucionar. Lemuria, como una Madre Patria, se tornó en la base de una Civilización Iluminada en este Planeta.
En ese tiempo, en la Tierra no existía ninguna expresión de quinta dimensión y ellos vivían principalmente en sus cuerpos vibracionales de luz de quinta dimensión, con una capacidad para disminuir sus vibraciones para experimentar, en otros cuerpos, niveles vibracionales más densos, volviendo a sus cuerpos de luz cuando lo quisiesen. La Era Lemuriana se extendió aproximadamente de 4’500,000 a.C. hasta cerca de 12.000 años atrás.
El territorio perteneciente al gigantesco continente de Lemuria, incluía las tierras que actualmente se encuentran sobre el Océano Pacífico, conocidas como Hawaii, las islas de Pascua, Fidji y de Australia hasta Nueva Zelanda. El continente incluía también tierras del Océano Indico y Madagascar. La costa este de Lemuria, se prolongaba hasta California y parte de Columbia Británica en Canadá. Hace 25,000 años atrás, la Atlántida y la Lemuria eran dos de las civilizaciones más evolucionadas de aquél tiempo, pero combatieron una contra la otra por causa de sus “ideologías”.
Tenían ideas diferentes acerca de cuál sería la dirección indicada para la continuidad de las otras civilizaciones en este planeta. Los Lemurianos acreditaban que las otras civilizaciones menos evolucionadas deberían continuar su evolución a su propio ritmo, de acuerdo a sus propios entendimientos y caminos elegidos. Pero a su vez, los Atlantes pensaban que las culturas menos evolucionadas deberían ser controladas por las dos civilizaciones más evolucionadas que ellos representaban. Esta discordia causó una serie de guerras termonucleares entre la Atlántida y la Lemuria.
Cuando las guerras terminaron se puede decir que no hubo vencedores. A grosso modo, como muchas otras civilizaciones, cayeron definitivamente a un nivel de cuarta dimensión, y más tarde, por completo a la tercera dimensión. La Atlántida y la Lemuria se tornaron víctimas de sus propias agresiones y las tierras de cada continente se enfurecieron por aquellas guerras. Las personas fueron entonces informadas, a través de sus sacerdotes, que en menos de 15,000 años sus continentes serían destruidos.
Así, con el objetivo de obtener permiso para construir una ciudad que formase parte de la red subterránea de Agartha, los Lemurianos tuvieron que ser aprobados por muchos organismos, como la Confederación Galáctica de los planetas, que ya habían aprendido su lección a partir de años de guerras y agresión.
Con el permiso concedido, los Lemurianos construyeron una ciudad denominada Telos, con el propósito de albergar aproximadamente a 200,000 personas. Pero, cuando el continente fue destruido, lo que aconteció un poco antes de lo previsto, muchas personas no conseguirían llegar a la ciudad de Telos a tiempo, cuando el cataclismo ocurrió, apenas 25,000 personas llegarían al interior de la montaña logrando salvarse.
Es sabido que la Amada Madre Patria desapareció una noche. Cuenta el Maestro Himalaya, a través de Geraldine Innocenti (el Alma gemela de El Morya) que la mayoría de los sacerdotes permanecían fieles a la Luz de su sagrado llamado, como capitanes de un navío próximo a hundirse, permanecieron en sus puestos decididos a esperar el fin, cantando y orando mientras las aguas llegaban y los ahogaba.
Poco antes de que Lemuria se sumergiera, algunos sacerdotes y sacerdotisas, sabedores de que retornarían a su hogar, se ofrecieron también como voluntarios para otorgar su apoyo al proceso, irradiando su fuerza y coraje al continente mientras desaparecían junto con él. La verdad es que esa ayuda fue ofrecida para contrarrestar el miedo que acompaña siempre a toda actividad cataclísmica.
Estos afectuosos benefactores, con la irradiación de su sacrificio, rodearon, literalmente, las auras de las personas con un manto de Paz, permitiendo así la creación de un vehículo que los liberaba del miedo, para que los cuerpos etéreos no fuesen tan severamente marcados. Muchos miembros de la clase sacerdotal realizaron pequeños grupos estratégicos en varias locaciones, y rezaron y cantaron a medida que aumentaba el nivel de las aguas. La melodía que cantaban era la misma que actualmente es conocida como: Auld Lang Syne.
A través del canto y el sacrificio de estos sacerdotes que eligieron estar juntos en grupos cantando hasta el final, mucho miedo fue mitigado, manteniéndose un cierto nivel de armonía y, de este modo, el daño y el trauma para las almas que perecerían fueron enormemente disminuidos. La idea de brindar este soporte fue para evitar que el daño de todas las horribles experiencias no dejaran una cicatriz y un trauma profundo en el cuerpo etéreo y en la memoria celular de las personas, ya que les llevaría varias vidas sanarlos.
Los sacerdotes y los músicos que los acompañaban cantaron y rezaron ante la llegada de las ondas de agua que alcanzaba un nivel hasta sus bocas, pero permanecieron así hasta el momento en que desaparecieron. Durante la noche, cuando ya las masas dormían, cobijadas por un cielo estrellado, todo terminó. La amada Madre Patria fue inmersa bajo el Océano Pacífico. Ninguno de los sacerdotes abandonó su puesto ni mostró evidencia alguna de miedo. ¡La Lemuria desapareció con dignidad!
Auld Lang Syne fué la última canción dedicada a Lemuria. Esta noche te pedimos que cantes esta canción de nuevo como parte de nuestra presentación. Las personas de la Tierra obtienen nuevamente esta canción a través del pueblo Irlandés. Somos esos antiguos conocidos reuniéndose de nuevo. Aquellos de nosotros pertenecientes al Reino tridimensional estamos reunidos ahora, en consciencia, por ser antiguos amigos y miembros de la familia de Lemuria.
Instalen muy dentro de sus corazones, mis amigos, esta próxima afirmación. Antes del total hundimiento de Lemuria, fue profetizado que, un día, en un futuro algo distante, muchos de nosotros se reunirían en grupos y cantaríamos esta canción de nuevo, sabiendo, con toda certeza, que la “Victoria de la Tierra” estaba garantizada.
Y casi con lágrimas en los ojos Adama nos da a saber, que muchos en esta sala, esa noche estábamos entre aquellas valientes almas que sacrificaron su vida para el beneficio colectivo. Aplaudamos a ese coraje de antaño y festejemos ahora nuestro reencuentro, y continuemos la gran misión Lemuriana de asistencia a la humanidad de todo el planeta, hacia la senda de su gloriosa Ascensión.
Un nuevo día, un nuevo mundo, está por nacer. Aprendamos como las lecciones de Amor de la Nueva Lemuria, el paraíso reencontrado, están a punto de manifestarse de nuevo. Estamos aquí esta noche para co-crear en conjunto una muy importante limpieza y sanación para el planeta y para todos nosotros también. Vamos a llamar a esto la primera limpieza de los antiguos registros lemurianos dolorosos, que están como remanentes en los corazones y las almas de la mayoría de las personas.
El tiempo de nuestra separación está por terminar y estamos religando ahora corazón con corazón a un número cada vez mayor de ustedes, diariamente. Quedemos ahora en silencio durante unos breves momentos mientras dentro nuestro establecemos nuestra intención de permanecer con nuestros registros limpios y sanos. Anclémoslo profundamente en nuestro corazón.
Después de efectuar la limpieza y sanación para vuestros registros, permanezcan en silencio, y desde su corazón, pidan permiso a su Ser Superior, para otorgar limpieza y sanación para toda la humanidad que pueda, en este momento, tener sus propios registros limpios. Creamos una Nueva Lemuria en 5a. Dimensión, un paraíso de maravillas y magia. Todo cuando soñaron está aquí y mucho más. Cuando llegue el momento, en conjunto con ustedes, extenderemos a Lemuria a la dimensión de superficie de este planeta. Enseñaremos todo cuanto sabemos y todo lo que hemos aprendido en estos últimos 12,000 años a las personas de la superficie.
Yo soy Adama, y junto con mis compañeros Lemurianos, en conjunto, aplaudimos esta pacífica victoria.
Fuente: Esta canalización es del Maestro Ascendido Adama, y fue difundida por Carolina Serrano.
Nota: Adama es el Sumo Sacerdote, el líder espiritual de la sagrada ciudad lemuriana de la Luz denominada Telos, situada bajo el monte Shasta, en California. En Telos, es el jefe del Consejo Lemuriano de la Luz, así como embajador y diplomático de los contactos galácticos con nuestros Hermanos y Hermanas Estelares, en nombre de la humanidad del interior y de la superficie del globo.
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